sábado, 9 de agosto de 2014

La transformación de la ciudad letrada a la ciudad moderna


La transformación de la ciudad letrada a  la ciudad moderna

Ciudades contemporáneas

 

Héctor Luna Acevedo[1]

La formación de grandes ciudades en un periodo contemporáneo amerita su comprensión desde las ciencias sociales para entender la dinámica social, cultural, en las que están inmersos centros urbanos que se volvieron receptores de una cantidad de población migrante de distritos rurales y urbanos en un mismo país, como también de población migrante de otros países. Existe un movimiento permanente de población que se traslada de países en vías de desarrollo hacia países desarrollados, por ejemplo, la migración de latinoamericanos a Europa, crea una reapropiación de otros espacios que establecen relaciones desiguales. El movimiento poblacional va modificando la pertenencia del sujeto con su lugar de origen, y encuentran otros espacios con los cuales se van a identificar. En este contexto intento realizar un diálogo entre los enfoques de Ángel Rama, Michel Foucault y Michel de Certeau, para lo cual considero como referencia la formación de la ciudad colonial y contemporánea.

En primer lugar, fueron múltiples factores que motivaron históricamente la formación de las primeras ciudades en América, entre ellas está la cuestión política que implica ejercer el poder desde un lugar estratégico, para controlar a la población que estuvo bajo dominio de autoridades coloniales que impusieron una lógica de organización jerárquica. La Iglesia Católica se establece paralelamente al poder político con el fin de coadyuvar formas de dominio que habían impuesto los conquistadores a miles de habitantes de América. La otra cuestión es la parte social, donde se jerarquiza la sociedad en estratos, por lo cual, los primeros en conformar el núcleo urbano son los españoles, mientras los pueblos de América nunca fueron tomados en cuenta dentro los modelos de cartografía urbana. Desde este contexto histórico, Ángel Rama analiza la característica de la ciudad letrada, ordenada, como criterios desde el cual se configura el espacio urbano. En este sentido la ciudad colonial funciona como sede de las instituciones políticas, donde sólo confluyen sujetos criollos y españoles marginando a comunidades ancestrales que fueron y son dueños del territorio donde los españoles establecieron los núcleos urbanos, al mismo tiempo, fueron los que administraron del poder, prescribiendo las relaciones de dominio sobre las comunidades originarias ancestrales.

Rama, se refiere al ejército, la Iglesia, que forman parte de las estructuras de poder y se encargan de ordenar a la población dentro la geografía urbana, en este sentido, aparece los modelos ideales que devienen del pensamiento moderno donde demarca entre la palabra y la cosa, el signo y el significante, lo cual tiene efecto en América en el diseño de las políticas urbanas, a partir de ello, se fundamenta la formación de una “Ciudad letrada” que maneja las instituciones políticas y necesita una burocracia que administra las normas y las atribuciones jurídicas que otorgan validez a documentos de propiedad.

Los modelos preestablecidos definen la distribución poblacional dentro la cartografía urbana, en el centro se encuentra el poder político, la iglesia, el ejército como instituciones que tenían la potestad de organizar, administrar, ordenar a toda la población, al respecto Rama señala,  “el orden debe quedar estatuido antes de que la ciudad exista, para impedir a futuro el desorden […] Una ciudad, previamente a su aparición en la realidad, debía existir en una representación simbólica que obviamente sólo podía asegurar los signos…”[2]. Para Ángel Rama, el plano urbano es un mapa donde están incorporadas las diferencias culturales, se denomina el diseño damero que es la base en la que se construye la ciudad barroca en América, y deviene de principios epistémicos en la que muta el renacimiento desde la razón como base de conocimiento planteado por René Descartes.

En segundo lugar, una vez que las ciudades se constituyen en el periodo republicano. La ciudad letrada concentra a escritores, intelectuales, políticos, militares, quienes se identifican como portadores de una cultura civilizada, pretendiendo reproducir el proyecto de la modernidad en América, que implica civilizar al indígena a través de la evangelización Católica, luego a través de la escuela laica, siendo esto el XIX, cuando surgen intelectuales como ser, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) se refiere a la sociedad letrada como una ciudad civilizada, en relación Ángel Rama señala lo siguiente, “En el centro de toda ciudad, según diversos grados que alcanzaban su plenitud en las capitales virreinales, hubo una ciudad letrada que componía el anillo protector del poder y el ejecutor de sus órdenes. Una pléyade de religiosos, administradores, educadores, profesiones […] estaban estrechamente asociados a las funciones del poder”[3] .

En esta dirección es importante considerar la noción de ciudad panóptica que plantea Michel Foucault, ya que se relaciona con la ciudad letrada, ordenada de Ángel Rama, cuando se establece una relación coactiva sobre otro tipo de sociedades, como la indígena marginada de toda participación política, la ciudad panóptica como concepto es una crítica a las formas tradicionales de control del Estado sobre la sociedad, viene desde los estados monárquicos de la edad media que tenían el poder absoluto. Desde estas matrices verticales devienen los mapas urbanos que se imponen tanto en la colonia y la república, lo cuales jerarquizan la sociedad en estratos.

Con la modernización de las sociedades, la ciudad panóptica va perfeccionar sus mecanismos de control según el avance de la ciencia y la técnica, pero ¿cuáles son los fundamentos de una ciudad panóptica?, es la relación entre lo “normal” y “patológico” que señala Emilio Durkheim. Lo patológico es lo indeseable, lo bárbaro, extraño, desde el cual el Estado impone los mecanismos de control político a través de sus instituciones como la escuela, el ejército, los hospitales, los centros de rehabilitación, etc. En estos lugares el panoptismo funciona sobre sujetos considerados como sospechoso por atentar a la ciudad “ordenada”. Por ello, la policía se encarga de controlar el orden público, la vigilancia cada vez se vuelve más compleja por múltiples factores, Foucault acerca del panoptismo señala, “El Panóptico es un lugar privilegiado para hacer posible la experimentación sobre los hombres, y para analizar con toda certidumbre las transformaciones que se pueden obtener en ellos. El Panóptico puede incluso constituir un aparato de control sobre sus propios mecanismos”[4]. Acerca de la escuela fue importante para las sociedades criollas y para el mismo Estado diseñar un modelo vertical de relación maestro – alumno, para ejercer un control, vigilancia eficiente sobre el educando. Hoy en día existen cámaras ocultas en aula de unidades educativas, al menos esto es una realidad, en países como ser, Estados Unidos, Canadá. Históricamente las sanciones corporales fueron aplicadas como una forma de advertencia para que el estudiante no incurra en actos que afecten el orden moral y social del ámbito formativo. Además, la misma enseñanza escolar para el caso de los centros educativos de primaria, secundaria fue en castellano, lo que significó una vía de transculturación de los modelos dominantes sobre otro tipo de sociedades. Por tanto, la noción panóptica supone la implementación de mecanismos coercitivos por una estructura de poder a través de la vigilancia, control sobre el conjunto de la sociedad; como ejemplo, la escuela es un modelo donde las relaciones coactivas permiten subordinar a los sujetos desde la infancia.

En tercer lugar, la concentración de la población en ciudades modernas, implica la complejización de la misma, porque los sujetos proceden de diferentes culturas, nacionalidades, lenguas, relaciones sociales, lo cual, crea conflictos sociales, políticos, culturales que van siendo cada vez más complejos y sobrepasan la capacidad de control del propio Estado. En ese contexto es pertinente considerar la noción de la invención de lo cotidiano que plantea Michel de Certeau a la luz de los cambios, que expresan las ciudades modernas en una época donde las tecnologías de comunicación e información se convierten en herramientas cotidianas de las personas.

Por consecuencia de la modernidad, la ciudad letrada en un periodo contemporáneo desaparece por los elevados índices de crecimiento demográfico, y el  movimiento permanente de las personas que transita de un país a otro, ante este panorama, De Certeau, habla del caminante urbano que encuentra fronteras que prohíben su ingreso, lo que se expresa en señales, muros que controlan al peatón, y demarcan los lugares por donde se puede transitar, ya que en algunos casos, se considera sitios para el tránsito del peatón, turista, etc. En todo caso, existe una conjugación de representaciones, símbolos, colores; esto en parte significa una relación entre la representación de la modernidad con las formas clásicas vida urbana, lo cual, desemboca en una disputa entre sujetos que poseen identidades culturales heterogénea que se expresa en nuevas formas de discriminación y racismo.

Los nuevos diseños que se construyen expresan esta dinámica moderna de estilos que retrotraen lo antiguo con lo moderno. En relación a nuevas formas de legitimación de la modernidad, De Certeau señala, “Sin duda alguna, el progreso permite reintroducir una proporción creciente de desechos en los circuitos de la administración y transforma los déficit mismos (salud, seguridad,) en medios de los cuales valerse para apretar las redes del orden”[5].

En sentido foucaultiano, los mecanismos de control del Estado se perfeccionan según los problemas que ocurren en la ciudad moderna, una de ellas es la inseguridad que se vuelve complejo ya que requiere de nuevas técnicas e instrumentos para su atención. Esta será una de las razones, para que al transeúnte se lo coloquen señales que no permiten su acceso a determinados lugares a través de símbolos que señalan un orden, área de tránsito dentro la cartografía urbana que dirige al peatón por calles, avenidas y plazas. Asimismo, las ciudades modernas van perdiendo sus identidades locales, ya que éstas se reducen en barrios, rincones. Mientras la ciudad como totalidad, memoria, identidad se institucionalizan en museos, lugares a donde se acude según normas urbanas y se vuelve funcional al sistema político, económico que imperan en la mayoría de los Estados Naciones.



[1] Magíster en Estudios de la Cultura, Mención Políticas Culturales, Universidad Andina Simón Bolívar sede Ecuador, Quito, Licenciado en Sociología y Diplomado en Educación Superior, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, trabaja en el Tribunal Constitucional Plurinacional en Sucre, email: lunaayrampu@gmail.com
[2] Ángel, Rama, La ciudad letrada, Montevideo, Arco, 1998. P. 21.
[3] Ángel, Rama, ob., cit., P. 32.
[4] Michel, Foucault, Vigilar y castigar; nacimiento de la prisión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005. P. 207.
[5] Michel de, Certeau, La invención de lo cotidiano, I. Artes de hacer, México D.F. Universidad Iberoamericana, 1996. P.

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