sábado, 9 de agosto de 2014

Patrimonio de la Humanidad: Ese oscuro objeto del deseo


Patrimonio de la Humanidad: Ese oscuro objeto del deseo

Los potosinos ante la disyuntiva Preservación o Explotación

 

Por Luis Víctor Alemán Vargas

 

Cuenta don Walter Zabala que aquel viernes, 11 de diciembre de 1987, fue inolvidable. Se había preparado un programa especial, al pie del obelisco de la plaza 6 de Agosto, para dar a conocer públicamente la declaratoria de Potosí como Patrimonio Mundial. “Nos faltaron palabras para expresar la alegría que nos inundaba. Todos cantamos y bailamos, celebrando esta conquista para Potosí”, recordó con nostalgia don Walter.

Aquel día, Potosí sumó un título más a su vanagloriado pasado colonial, aunque esto no significó un cambio sustantivo en la vida cotidiana de la ciudad. Pues la principal actividad económica, generadora de empleo y de ingresos para la población, seguiría siendo la explotación minera del Cerro Rico.

Hace unas semanas, los medios de comunicación dieron a conocer la decisión de la UNESCO de incluir a Potosí en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro. Según el Comité de Patrimonio Mundial, las causas serían: “la potencial degradación del sitio debido a las operaciones de minería, la inestabilidad y el riesgo de derrumbes en Cerro Rico, las deficiencias en su conservación, una legislación de protección ineficaz en su aplicación y el impacto ambiental del complejo hidráulico en el río, que a su vez afecta al tejido histórico y a la población local”.

Este inminente “peligro” ha provocado la reacción de diferentes sectores de nuestra sociedad. A nivel político, el Ministerio de Minería y Metalurgia, junto a la COMIBOL, iniciaron un proceso de concertación con las cooperativas mineras, con el fin de paralizar sus labores en la cúspide del Cerro y planificar su reubicación en otro yacimiento.

Esta coyuntura, aparentemente crítica, es la más fértil para reflexionar acerca del Patrimonio Potosino, los discursos que hemos construido en torno a él y los pormenores que afectan su sostenibilidad.

 

El Patrimonio en discusión

La preocupación por el patrimonio surgió cuando gran parte de la población mundial presenció con horror, a través de los medios masivos de comunicación, la destrucción de monumentos como los budas de Bamiyán o el saqueo del Museo de Bagdad.

Aquella coyuntura posibilitó que en la Conferencia General de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) de 1972, los países participantes acordaran en la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. A través de este acuerdo multinacional, se inició la elaboración de un listado de monumentos y lugares, cuyo interés era considerado excepcional y de valor universal.

Esta política de preservación patrimonial asumió rápidamente carácter mundial, pues los ideales de la sociedad moderna global establecían como necesario el respeto y la valoración de los monumentos, objetos y/o lugares cuyo prestigio histórico o simbólico así lo justificaban. Pensar o hacer lo contrario no sería políticamente correcto.

Sin embargo, como bien lo establece Néstor García Canclini, la definición y preservación de un bien patrimonial “incurre casi siempre en cierta simulación al pretender que la sociedad no está dividida en clases, etnias y grupos” (1), se asume que la grandiosidad de estos bienes patrimoniales trascienden esas fracturas sociales.    

De hecho existen diferencias sustanciales en la forma como los grupos sociales se apropian y usan los bienes patrimoniales. Investigaciones sociológicas y antropológicas sobre las maneras en que se transmite el saber de cada sociedad a través de las escuelas y los museos, demuestran que diversos grupos se apropian en formas diferentes y desiguales de la herencia cultural y patrimonial (García Canclini, 1999: 17).

Desde estas corrientes de pensamiento, de la cual García Canclini es uno de sus representantes, se ha criticado fuertemente la visión tradicional de patrimonio cultural, cuyo discurso de preservación encubriría las diferencias de uso y concepción que existen en una sociedad sobre un determinado monumento, objeto o lugar.

Partiremos de esta perspectiva crítica para analizar la experiencia que la sociedad potosina ha transitado a partir de su declaratoria como Patrimonio Mundial.  

 

Patrimonio: el proyecto fallido

Según cuenta don Walter Zabala, al iniciar este proyecto, eran pocas las personas que creían posible la declaratoria de Potosí como patrimonio mundial. Recién el 11 de diciembre de 1987 la población potosina se constató de aquel logro. Aquel día se preparó un programa especial a los pies del Obelisco en la plaza 6 de agosto. Se entonaron el himno a Potosí, la cueca Potosino soy, y otras tonadas características de nuestra región. “Nos faltaron palabras para expresar la alegría que nos inundaba. Todos cantamos y bailamos, celebrando esta conquista para Potosí”, recordó don Walter.

Según la antropóloga Pascale Absi, aquel título de Patrimonio de la Humanidad, fue recibido por la población potosina como “una revancha sobre la Historia…Por supuesto que Potosí ya no ocupaba el alto lugar en la economía mundial como lo hizo antaño, pero la ciudad todavía era rica por su historia y su cultura. Con una marca de retraso, el peso del pasado se convertía en un valor positivo; la Unesco acababa de reactualizar el estatus de la Ciudad Imperial de Potosí” (Absi, 2005: 9).

La efervescencia de los discursos, de las promesas, de los sueños futuros se aplacaría con el pasar del tiempo. Desarrollando pocas acciones concretas en pos de la preservación y gestión del patrimonio recientemente asumido. Las instituciones públicas, empresas mineras, organizaciones sociales poco o nada hicieron por cumplir con las recomendaciones que ICOMOS-UNESCO, a través de su experto Josep M. Mata-Perello había realizado. Entre ellas: La continuidad de las actividades mineras, y por consiguiente del trabajo, en el Cerro Rico de Potosí. La salvaguarda de todos los derechos humanos de los trabajadores y de sus familias. La seguridad minera integral en todas las actividades relacionadas con los trabajos mineros. La seguridad de la población civil de Potosí, ante cualquier desprendimiento o movimiento de los sucus. La salvaguarda del patrimonio del Cerro Rico de Potosí, en todos sus aspectos; y en especial en el patrimonio del trabajo (2).

Donde sí tuvo efecto el discurso patrimonial fue en la memoria política del pueblo potosino. Ya que la defensa del Patrimonio, en tanto discurso, monopolizó el conjunto del debate sobre el futuro económico de la región. Fue en este discurso donde se cristalizó la expectativa de una ciudad moderna, cuyo desarrollo fuera resultado de la industria Turística.   

Ante el atraso, la pobreza y el olvido histórico de las autoridades gubernamentales, la declaratoria de Patrimonio se constituía en el nuevo paradigma de desarrollo. Y como tal, constituiría el estandarte político para enfrentar a los detractores del patrimonio.

Es por esta razón que, aun en la actualidad, la preservación del Cerro Rico de Potosí se convierte en una de las demandas de primera línea en los pliegos petitorios de las organizaciones sociales potosinas.

De esta manera, como sociedad hemos desarrollado una paradójica relación con la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad. Pues adoptamos el discurso de preservación patrimonial en actos o declaraciones públicas y políticas; mientras las acciones específicas y planificadas que se desarrollan en función de preservar este patrimonio potosino, son casi nulas.

 

El patrimonio residual  

Según Raymond Williams, retomado por García Canclini, es necesario diferenciar entre patrimonio arcaico, residual y emergente. El primero es lo que pertenece al pasado y es reconocido como tal por quienes hoy lo reviven. En cambio el patrimonio residual se formó en el pasado, pero todavía se halla en actividad dentro de los procesos culturales. Por último, el patrimonio emergente, designa los nuevos significados y valores a un bien patrimonial. 

Cuando nos referimos a Potosí en tanto Patrimonio Cultural de la Humanidad, hacemos referencia a un patrimonio residual, pues los elementos que fueron considerados como parte del bien patrimonial se hallan en plena actividad. Las nuevas construcciones en la ciudad, el deterioro de cárcamos de antiguos ingenios, pero sobre todo, las operaciones mineras al interior del Cerro Rico, son prueba de su actividad.

Y, contrariamente a lo que se pudo pensar en 1987, la actividad turística no se ha constituido en la principal actividad económica a nivel municipal. Según nos comenta Renán Velásquez, Presidente Interino de la Asociación Departamental de Operadores y Agencias de Turismo de Potosí, en el municipio de Potosí existen alrededor de 28 agencias y operadores que emplearían a 168 personas aproximadamente. En cambio, la dinámica económica que generan las operaciones mineras en el Cerro Rico de Potosí es bastante superior a la del turismo.

Según un estudio realizado el 2011, la población económicamente activa de la Sección Capital de la Provincia Tomás Frías para aquel año era de 55.019. En ese mismo año las personas empleadas en la actividad minera en torno al Cerro Rico ascendían a 21.000 aproximadamente, es decir, 4 de cada 10 trabajadores en el 2011 fueron empleados en las operaciones y actividades mineras en torno al Cerro Rico de Potosí. Este sería el número aproximado de trabajadores que se verían afectados si se decide parar las operaciones mineras en el Cerro Rico de Potosí.  

“Si los reubican a los cooperativistas la dinámica turística que generaría el Cerro Rico sería menos provechosa para las agencias y operadores de Turismo. No olvidemos que la gente que visita el Cerro Rico viene sobre todo por la historia que tiene este Cerro y por la explotación que se realiza en la actualidad. Esto genera mayor admiración hacia este yacimiento minero” indicó Renán Velásquez.

La pregunta que sugiere Absi ante este panorama es la siguiente ¿Es el Cerro Rico de Potosí un monumento patrimonial o un yacimiento en explotación?, ¿Cómo es considerado por la población potosina? Evidentemente, el discurso patrimonial generado en 1987, que es constantemente aludido en discursos y pliegos petitorios, asume al Cerro Rico como monumento patrimonial, por lo cual sus vetas y yacimientos se convertirían en bienes culturales. Sin embargo, esta no es la realidad, pues diariamente miles de mineros suben en camiones o vehículos pequeños hacia las bocaminas que el Cerro todavía dispone para su explotación. Ellos y los trabajadores que indirectamente se benefician de la actividad minera, ven en el Cerro Rico una posibilidad, quizás la única, de generar ingresos para su familia.

Como menciona García Canclini, “el problema más desafiante es ahora el de los USOS sociales del patrimonio”. Tema conflictivo que se podría abordar a partir de la participación de los diferentes sectores de la sociedad en el proceso de definición y preservación del patrimonio, según sugiere Canclini.

La política cultural respecto del patrimonio no tiene por tarea rescatar sólo lo objetos "auténticos" de una sociedad, sino los que son culturalmente representativos. Nos importan más los procesos que los objetos, y nos importan no por su capacidad de permanecer "puros", iguales a sí mismos, sino porque "representan ciertos modos de concebir y vivir el mundo y la vida propios de ciertos grupos sociales.” (García, 1999: 33)

 

 

 

Es necesario que tengamos en cuenta, ningún trabajo técnico, por científico que sea, tendrá resultado en tanto continúen las operaciones mineras al interior del Cerro Rico, especialmente en este sector que se ha venido a denominar zona de riesgo. Ing. Hernán Camacho Fuentes, Decano de la Facultad Minera de la Universidad Autónoma Tomás Frías.

 

 

 

Lamentablemente no hay conciencia cívica, no hay conciencia cultural. Aquella empresa minera Manquiri, los mismos trabajadores mineros qué les interesa que el Cerro Rico se venga abajo, lo único que les interesa es llevarse el dinero al bolsillo, y esas utilidades invertirlas en otras partes del país. Walter Zabala, Periodista e historiador.

 

 

Notas

(1) GARCÍA Canclini  Nestor. “Los Usos Sociales del Patrimonio Cultural”. En AGUILAR Criado Encarnación. Patrimonio Etnológico Nuevas perspectivas de estudio. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, 1999, página 17.

 

(2) (Mata, 2006: 70) citado en SERRANO Carlos. “Un Patrimonio Mundial: La ciudad minera de Potosí (Bolivia)”. En De Re Metállica, Sociedad Española para la defensa del Patrimonio Geológico y Minero, 2009.

 

Bibliografía

 

ABSI Pascale, CRUZ Pablo. “Patrimonio, ideología y sociedad: Miradas desde Bolivia y Potosí”. En Revista T`inkazos, PIEB, La Paz Bolivia, 2005.

 

FERRUFINO Goitia Rubén, ERÓSTEGUI Rodolfo y GAVINCHA Marco. Potosí. El Cerro Nuestro de Cada Día. Fundación LABOR, La Paz, 2011.  

 

GARCÍA Canclini  Nestor. “Los Usos Sociales del Patrimonio Cultural”. En AGUILAR Criado Encarnación. Patrimonio Etnológico Nuevas perspectivas de estudio. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, 1999.

 

SERRANO Carlos. “Un Patrimonio Mundial: La ciudad minera de Potosí (Bolivia)”. En De Re Metállica, Sociedad Española para la defensa del Patrimonio Geológico y Minero, 2009.

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