sábado, 19 de julio de 2014

INSEGURIDAD CIUDADANA: ANGUSTIA COTIDIANA DE LOS BARRIOS MÁS POBRES


Inseguridad ciudadana: angustia cotidiana de los barrios más pobres
Un recorrido por seis Juntas Vecinales de Potosí

Por Luis Víctor Alemán Vargas

 
A unos metros de la última vivienda del barrio, encontramos un sendero que dirige a las famosas “cuevas de Alto Potosí”. Con un grupo de dirigentes vecinales nos disponemos a bajar por una pendiente pronunciada, la poca visibilidad que nos proporcionan los celulares dificultan el rápido descenso.

Es grande nuestra sorpresa al llegar, pues la caprichosa naturaleza ha dispuesto, en medio del cerro, una habitación librada del frio y escondida de las miradas extrañas. En la roca más dura se ha labrado una cueva perfecta para el resguardo de delincuentes y mal entretenidos.

El espacio está atiborrado de botellas plásticas de alcohol, restos de ceniza y otros, difíciles de distinguir, pero por su aspecto podríamos decir que son restos de sustancias controladas. “Aquí se reúnen los pandilleros, vienen hombres y mujeres para tomar y hacer otras cosas”, denuncian los dirigentes.

Seguridad e Inseguridad Ciudadana

Denuncias como las que exponen los dirigentes de Alto Potosí han sido recurrentes en los últimos años, pero fue en el año 2012 que se incrementó el número de hechos delictivos denunciados, llamativamente la mayoría de estos eran cometidos por jóvenes, a veces menores de edad.

El departamento de redacción del POTOSÍ BÁRBARO ha realizado una revisión hemerográfica en medios de comunicación escrito, con el objetivo de conocer el número de hechos delictivos en los que se ven involucrados menores de edad. Esto en el departamento de Potosí, en los años 2012 y 2013.

Los resultados son llamativos, en dos años solamente, 23 fueron las denuncias de hechos delictivos en los que se comprometieron a menores de edad. Un 73% de estos hechos delictivos corresponden a violaciones sexuales, un 9% a asesinatos, otro 9% a rapto de personas y finalmente, un 9% a robos.

Del total de estos hechos delictivos, un 70% fueron denunciados en el año 2012 y el restante 30% en el año 2013. Esto genera la falsa impresión de que los hechos delictivos protagonizados por menores de edad van en caída, sin embargo día a día continuamos escuchando o leyendo en la prensa escrita de casos que involucran a menores de edad.

 
Un recorrido por los Barrios Potosinos

Cerca al domicilio de don Jaime Leandro presidente de la Junta de Vecinos de Cantumarca, una jauría de perros se disponen a atacarme. Son los mejores centinelas del que disponen los vecinos de Cantumarca para alejar a grupos de borrachos, delincuentes o desconocidos del barrio. 
 

 
Por suerte don Jaime sale a mi encuentro y tranquiliza a los perros. Nuestra reunión tiene el cometido de visitar la famosa “Casa Abandonada”, una casa de adobe que no tiene habitante fijo, pero que consecutivamente es visitada por jóvenes, alcohólicos y delincuentes para ingerir bebidas alcohólicas o cometer sus hechos ilícitos.

La “Casa Abandonada” está a unos 500 metros de la avenida principal que comunica Cantumarca con el Hospital Bracamonte, en medio de una pampa, desde la cual se puede divisar los barrios que están por detrás de la Cárcel de Cantumarca. Don Jaime relata que muchas veces los delincuentes se esconden aquí para esperar a las personas que transitan de noche por la zona.

La esposa de don Jaime también denuncia que grupos de jóvenes y señoritas de los colegios del centro de la ciudad se reúnen para ingerir bebidas alcohólicas, provocando espectáculos lamentables después de unas horas.

Al parecer, y como confirma el Mayor Ruslan Lacoa Jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana del Gobierno Autónomo Departamental de Potosí, una de las principales causas de inseguridad ciudadana en el departamento de Potosí es el excesivo consumo de bebidas alcohólicas por parte de la población, pero principalmente por jóvenes.

En la Junta Vecinal San Cristóbal, don Juan Quispe Secretario de Relaciones, corrobora esta situación. “Cotidianamente se ve en las calles y plazas del barrio a jóvenes que se juntan para beber, pelar y provocar inseguridad”. Son los mismos jóvenes del barrio que al no poder beber en sus domicilios, acuden a las calles o plazas.

En otros casos, el consumo de bebidas alcohólicas es más rutinario, provocando grupos de alcohólicos que se reúnen en determinadas zonas de la ciudad. La Plaza San Andrés del barrio Cementerio es uno de aquellos lugares, donde los alcohólicos se reúnen para beber y provocar inseguridad entre la población.

Según Don Anselmo Maqueda Presidente de la Junta Vecinal Cementerio General, los alcohólicos no solo beben, en ocasiones se les ha encontrado realizando actos sexuales en plena vía pública, para ello los alcohólicos hacen ronda en torno a la pareja intentando ocultar aquel espectáculo. En otras ocasiones se dedican a robar las bolsas de mercado que los vecinos traen del mercado Uyuni.

Esta situación se repite en muchos de los barrios de la ciudad, en la conocida Plaza de los Conciertos, pero también en lugares menos conocidos, como en las últimas cuadras de la Avenida Unión de la parte baja de la ciudad donde, según, Henry López Presidente de la Junta de Vecinos Satélite, se tiene denuncias de un grupo de alcohólicos que han montado una carpa en vía pública, para dar rienda suelta a sus deseos.        

En algunos casos, la inseguridad ciudadana tiene por detrás grupos delincuenciales que operan y habitan en un barrio específico. Es el caso del barrio Plaza El Minero donde, según Félix Choque Presidente de la Junta de Vecinos Plaza el Minero, existen grupos de delincuentes que extorsionan a los comerciantes de la zona, solicitándoles una cuota mensual para brindarles seguridad a sus negocios, al más fiel estilo de la Mafia Siciliana.

Al ser ésta una zona comercial los delincuentes encuentran diversas formas para engañar a la población. Según don Juan Usín Vicepresidente de la Junta de Vecinos Plaza el Minero, ha habido casos en los que se presentaron falsos policías con el objetivo de robarle el dinero a los recién llegados.

La Policía potosina: entre la espada y la pared

Al recorrer los barrios potosinos y hablar con los vecinos, una de las primeras quejas que surgen al hablar del tema es la falta de patrullaje en la zona, o falta de personal en los puestos policiales.

En el distrito 10 se cuenta con un Puesto Policial pero los recursos logísticos no permiten un desempeño eficiente. Según Henry López presidente de la Junta Vecinal Satélite, el puesto cuenta con teléfono y fax, pero no se cuenta con línea telefónica; se tiene motocicletas pero no cuenta con recursos para combustible. El mismo panorama ocurre en el Puesto Policial de San Cristóbal que actualmente se encuentra cerrado con candado.

En repetidas ocasiones los dirigentes solicitaron mayor número de personal al Comando Departamental de Policía, sin embargo, los diferentes comandantes que pasaron por esta institución no pudieron satisfacer esta demanda. Y es que en realidad, la falta de recursos humanos es una falencia institucional a nivel nacional. Según el Comandante Departamental de Policía Coronel Freddy Villarroel, este problema es nacional y se le puede atribuir a diferentes causas, pero en todo caso, la solución es de competencia del Estado Plurinacional.

Otra falencia identificada por el Comandante Departamental es la deficiente infraestructura existente, un claro ejemplo, dice, es el estado del actual edificio que ocupa el Comando Departamental.  

Estado, Sociedad Civil y Seguridad Ciudadana   

Según comenta el Mayor Ruslan Lacoa, Jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana del Gobierno Autónomo Departamental de Potosí, existe entre la población la idea de que la seguridad ciudadana es responsabilidad solamente del Estado, evitando involucrase en el tema. Pero la visión del Estado en Seguridad ciudadana es diferente y se resume en la frase: “Seguridad ciudadana responsabilidad de todos, obligación de las autoridades”, indica nuestro entrevistado.   

Esta nueva visión respecto al rol del Estado en el tema de seguridad ciudadana reemplaza la clásica idea Liberal de seguridad, donde el Estado debe garantizar la seguridad e integridad de sus miembros, para lo cual detenta el monopolio de la coacción física legítima, a través de sus aparatos estatales: Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.

Lamentablemente, esta definición clásica no ha permitido a los aparatos estatales garantizar la seguridad de todos los miembros de la sociedad boliviana. Las falencias del aparato policial son evidentes.

Ante esta situación la sociedad civil determina organizarse y desarrollar diferentes estrategias para brindar algún grado de seguridad a los ciudadanos. La Junta Vecinal de Alto Potosí es uno de aquellos ejemplos, donde hace algunos meses se ha tomado la determinación de organizarse por calles y salir en batidas con grupos de vecinos. Según comenta don Teófilo Cruz, esta decisión se la tomó después de haber acudido repetidamente al Comando Departamental de Policía, en busca de solución a sus demandas, pero ante el retraso de la atención los vecinos decidieron hacer control por mano propia.

Como esta experiencia existen muchas en Bolivia y en Latinoamérica, desde grupos organizados bajo una estructura casi institucional, como en el caso de México, hasta grupos de vecinos organizados ocasionalmente.

Si bien la participación de la sociedad civil es necesaria, esta participación debe estar acompañada de una reglamentación y seguimiento Estatal, que distribuya roles en los diferentes niveles y permita hacer de la sociedad civil el actor principal de la seguridad ciudadana. El peligro de que se organicen grupos de “policía” vecinal, sin control y seguimiento Estatal, radica en la posibilidad, siempre inquietante, de que no se respeten los derechos más básicos de los presuntos delincuentes, y que bajo el justificativo de “Justicia Comunitaria” se atente contra la vida.
 

 Bibliografía

MOLLERICONA, Juan Yhonny; Ninoska Tinini y Paredes Adriana. La seguridad ciudadana en la ciudad de El Alto. Fundación PIEB; UPEA; CEBIAE, La Paz, 2007.

 

 


 

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