Inseguridad ciudadana: angustia cotidiana de los barrios más pobres
Un recorrido por seis Juntas Vecinales de PotosíPor Luis Víctor Alemán Vargas
A unos metros de la
última vivienda del barrio, encontramos un sendero que dirige a las famosas
“cuevas de Alto Potosí”. Con un grupo de dirigentes vecinales nos disponemos a
bajar por una pendiente pronunciada, la poca visibilidad que nos proporcionan
los celulares dificultan el rápido descenso.
Es grande nuestra
sorpresa al llegar, pues la caprichosa naturaleza ha dispuesto, en medio del
cerro, una habitación librada del frio y escondida de las miradas extrañas. En
la roca más dura se ha labrado una cueva perfecta para el resguardo de
delincuentes y mal entretenidos.
El espacio está
atiborrado de botellas plásticas de alcohol, restos de ceniza y otros,
difíciles de distinguir, pero por su aspecto podríamos decir que son restos de
sustancias controladas. “Aquí se reúnen los pandilleros, vienen hombres y
mujeres para tomar y hacer otras cosas”, denuncian los dirigentes.
Seguridad e Inseguridad Ciudadana
Denuncias como las que
exponen los dirigentes de Alto Potosí han sido recurrentes en los últimos años,
pero fue en el año 2012 que se incrementó el número de hechos delictivos
denunciados, llamativamente la mayoría de estos eran cometidos por jóvenes, a
veces menores de edad.
El departamento de
redacción del POTOSÍ BÁRBARO ha realizado una revisión hemerográfica en medios
de comunicación escrito, con el objetivo de conocer el número de hechos
delictivos en los que se ven involucrados menores de edad. Esto en el departamento
de Potosí, en los años 2012 y 2013.
Los resultados son llamativos, en dos años solamente,
23 fueron las denuncias de hechos delictivos en los que se comprometieron a
menores de edad. Un 73% de estos hechos delictivos corresponden a violaciones
sexuales, un 9% a asesinatos, otro 9% a rapto de personas y finalmente, un 9% a
robos.
Del total de estos
hechos delictivos, un 70% fueron denunciados en el año 2012 y el restante 30%
en el año 2013. Esto genera la falsa impresión de que los hechos delictivos
protagonizados por menores de edad van en caída, sin embargo día a día
continuamos escuchando o leyendo en la prensa escrita de casos que involucran a
menores de edad.
Cerca al domicilio de
don Jaime Leandro presidente de la Junta de Vecinos de Cantumarca, una jauría
de perros se disponen a atacarme. Son los mejores centinelas del que disponen
los vecinos de Cantumarca para alejar a grupos de borrachos, delincuentes o
desconocidos del barrio.
Por suerte don Jaime
sale a mi encuentro y tranquiliza a los perros. Nuestra reunión tiene el
cometido de visitar la famosa “Casa Abandonada”, una casa de adobe que no tiene
habitante fijo, pero que consecutivamente es visitada por jóvenes, alcohólicos
y delincuentes para ingerir bebidas alcohólicas o cometer sus hechos ilícitos.
La “Casa Abandonada”
está a unos 500 metros de la avenida principal que comunica Cantumarca con el
Hospital Bracamonte, en medio de una pampa, desde la cual se puede divisar los
barrios que están por detrás de la Cárcel de Cantumarca. Don Jaime relata que
muchas veces los delincuentes se esconden aquí para esperar a las personas que
transitan de noche por la zona.
La esposa de don Jaime
también denuncia que grupos de jóvenes y señoritas de los colegios del centro
de la ciudad se reúnen para ingerir bebidas alcohólicas, provocando
espectáculos lamentables después de unas horas.
Al parecer, y como
confirma el Mayor Ruslan Lacoa Jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana del
Gobierno Autónomo Departamental de Potosí, una de las principales causas de
inseguridad ciudadana en el departamento de Potosí es el excesivo consumo de
bebidas alcohólicas por parte de la población, pero principalmente por jóvenes.
En la Junta Vecinal
San Cristóbal, don Juan Quispe Secretario de Relaciones, corrobora esta
situación. “Cotidianamente se ve en las calles y plazas del barrio a jóvenes
que se juntan para beber, pelar y provocar inseguridad”. Son los mismos jóvenes
del barrio que al no poder beber en sus domicilios, acuden a las calles o
plazas.
En otros casos, el
consumo de bebidas alcohólicas es más rutinario, provocando grupos de alcohólicos
que se reúnen en determinadas zonas de la ciudad. La Plaza San Andrés del
barrio Cementerio es uno de aquellos lugares, donde los alcohólicos se reúnen
para beber y provocar inseguridad entre la población.
Según Don Anselmo
Maqueda Presidente de la Junta Vecinal Cementerio General, los alcohólicos no
solo beben, en ocasiones se les ha encontrado realizando actos sexuales en
plena vía pública, para ello los alcohólicos hacen ronda en torno a la pareja intentando
ocultar aquel espectáculo. En otras ocasiones se dedican a robar las bolsas de
mercado que los vecinos traen del mercado Uyuni.
Esta situación se
repite en muchos de los barrios de la ciudad, en la conocida Plaza de los
Conciertos, pero también en lugares menos conocidos, como en las últimas cuadras
de la Avenida Unión de la parte baja de la ciudad donde, según, Henry López
Presidente de la Junta de Vecinos Satélite, se tiene denuncias de un grupo de
alcohólicos que han montado una carpa en vía pública, para dar rienda suelta a
sus deseos.
En algunos casos, la
inseguridad ciudadana tiene por detrás grupos delincuenciales que operan y
habitan en un barrio específico. Es el caso del barrio Plaza El Minero donde,
según Félix Choque Presidente de la Junta de Vecinos Plaza el Minero, existen
grupos de delincuentes que extorsionan a los comerciantes de la zona,
solicitándoles una cuota mensual para brindarles seguridad a sus negocios, al
más fiel estilo de la Mafia Siciliana.
Al ser ésta una zona
comercial los delincuentes encuentran diversas formas para engañar a la
población. Según don Juan Usín Vicepresidente de la Junta de Vecinos Plaza el
Minero, ha habido casos en los que se presentaron falsos policías con el
objetivo de robarle el dinero a los recién llegados.
La Policía potosina: entre la espada y la pared
Al recorrer los
barrios potosinos y hablar con los vecinos, una de las primeras quejas que
surgen al hablar del tema es la falta de patrullaje en la zona, o falta de
personal en los puestos policiales.
En el distrito 10 se
cuenta con un Puesto Policial pero los recursos logísticos no permiten un
desempeño eficiente. Según Henry López presidente de la Junta Vecinal Satélite,
el puesto cuenta con teléfono y fax, pero no se cuenta con línea telefónica; se
tiene motocicletas pero no cuenta con recursos para combustible. El mismo
panorama ocurre en el Puesto Policial de San Cristóbal que actualmente se
encuentra cerrado con candado.
En repetidas ocasiones
los dirigentes solicitaron mayor número de personal al Comando Departamental de
Policía, sin embargo, los diferentes comandantes que pasaron por esta
institución no pudieron satisfacer esta demanda. Y es que en realidad, la falta
de recursos humanos es una falencia institucional a nivel nacional. Según el
Comandante Departamental de Policía Coronel Freddy Villarroel, este problema es
nacional y se le puede atribuir a diferentes causas, pero en todo caso, la
solución es de competencia del Estado Plurinacional.
Otra falencia
identificada por el Comandante Departamental es la deficiente infraestructura
existente, un claro ejemplo, dice, es el estado del actual edificio que ocupa
el Comando Departamental.
Estado, Sociedad Civil y Seguridad Ciudadana
Según comenta el Mayor
Ruslan Lacoa, Jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana del Gobierno Autónomo
Departamental de Potosí, existe entre la población la idea de que la seguridad
ciudadana es responsabilidad solamente del Estado, evitando involucrase en el
tema. Pero la visión del Estado en Seguridad ciudadana es diferente y se resume
en la frase: “Seguridad ciudadana responsabilidad de todos, obligación de las
autoridades”, indica nuestro entrevistado.
Esta nueva visión
respecto al rol del Estado en el tema de seguridad ciudadana reemplaza la
clásica idea Liberal de seguridad, donde el Estado debe garantizar la seguridad
e integridad de sus miembros, para lo cual detenta el monopolio de la coacción
física legítima, a través de sus aparatos estatales: Policía Nacional y las
Fuerzas Armadas.
Lamentablemente, esta
definición clásica no ha permitido a los aparatos estatales garantizar la
seguridad de todos los miembros de la sociedad boliviana. Las falencias del
aparato policial son evidentes.
Ante esta situación la
sociedad civil determina organizarse y desarrollar diferentes estrategias para
brindar algún grado de seguridad a los ciudadanos. La Junta Vecinal de Alto
Potosí es uno de aquellos ejemplos, donde hace algunos meses se ha tomado la
determinación de organizarse por calles y salir en batidas con grupos de
vecinos. Según comenta don Teófilo Cruz, esta decisión se la tomó después de
haber acudido repetidamente al Comando Departamental de Policía, en busca de
solución a sus demandas, pero ante el retraso de la atención los vecinos
decidieron hacer control por mano propia.
Como esta experiencia
existen muchas en Bolivia y en Latinoamérica, desde grupos organizados bajo una
estructura casi institucional, como en el caso de México, hasta grupos de
vecinos organizados ocasionalmente.
Si bien la
participación de la sociedad civil es necesaria, esta participación debe estar
acompañada de una reglamentación y seguimiento Estatal, que distribuya roles en
los diferentes niveles y permita hacer de la sociedad civil el actor principal
de la seguridad ciudadana. El peligro de que se organicen grupos de “policía”
vecinal, sin control y seguimiento Estatal, radica en la posibilidad, siempre
inquietante, de que no se respeten los derechos más básicos de los presuntos
delincuentes, y que bajo el justificativo de “Justicia Comunitaria” se atente
contra la vida.
MOLLERICONA, Juan
Yhonny; Ninoska Tinini y Paredes Adriana. La
seguridad ciudadana en la ciudad de El Alto. Fundación PIEB; UPEA; CEBIAE,
La Paz, 2007.
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