Si
bien la clasificación de los celos patológicos (celotipia o celopatía) no
integra el DSM IV, que no es otra cosa que un manual (no el único) de
desórdenes o trastornos mentales; es posible encontrar conductas celópatas
enmascaradas en desórdenes más globales, así por ejemplo en el Trastorno
Paranoide de personalidad, clasificado como F60.0 del eje II (Trastornos de la
Personalidad), o en la exploración anamnésica del eje IV (Problemas Sociales o
Ambientales), principalmente en el código Z60.0 que representa a los Problemas
Conyugales.
Pero
vayamos al punto ¿pueden los celos ser considerados una enfermedad? A menudo
no, generalmente son entendidos como síntomas, sin embargo, bajo ciertas
condiciones, es posible interpretarlos como una condición patológica. Por
supuesto, siempre teniendo en cuenta las escalas de: Leve, Moderado o Grave.
Avancemos
un poco más en la comprensión psicosocial de los celos. Cuando se realiza una
evaluación psicológica, han de tomarse en cuenta varios factores para
clasificar y/o jerarquizar una molestia en el marco un diagnóstico serio; uno
de esos factores, es el grado de afectación que produce la molestia o la
conducta no deseada en la vida y el entorno del paciente.
Así pues,
los celos han de ser considerados a partir, inicialmente de los problemas que
causan. Ante la demanda del paciente, la pareja o la familia, ha de evaluarse
si es que las conductas o las manifestaciones del celoso o celosa están
perjudicando la vida y las relaciones de la persona, la pareja y/o la familia.
Todos
sentimos celos eventualmente, pero muy a menudo, éstos no llegan a ocasionarnos
dificultades, ni a nosotros ni a nuestro entorno. Para la comprensión del
amable lector, podríamos denominar a estos, muy coloquialmente, como “celos
amigables”. Esto es, cuando las manifestaciones de estos celos no pasan de la
anécdota y pueden ser considerados como parte de la vida normal de la pareja.
(Foto)
Fuente: imujer.com
En ese
contexto, esos celos, es posible que no perjudiquen las relaciones
interpersonales, sino incluso, bajo ciertas circunstancias y en función al
grado de intimidad de la pareja, puedan ser considerados incluso como
“condimentos” que enriquecen y matizan la relación.
Otra cosa
es, cuando los celos lastiman la relación a partir de conductas,
manifestaciones o exigencias irracionales. En todo caso, es la racionalidad o
la irracionalidad de las conductas celosas lo que marca parte de la diferencia.
Los celos
irracionales no son razonados, y a menudo no obedecen a causas reales sino
imaginarias, incluso a delirios en los casos de trastornos globales de cierto
nivel. El delirio es considerado una idea irracional que se manifiesta
recurrentemente nublando la percepción del individuo, y pueden llegar a
perjudicar seriamente la vida normal y natural de la persona.
Los celos
irracionales son generalmente injustificados y dificultan la convivencia de la
pareja; al no proceder de causas reales, son provocados por alteraciones
cognitivas (del conocimiento) que obligan a la persona a “imaginar” situaciones
o escenas desagradables y degradantes de su pareja.
Otro es el
caso de los celos justificados, aunque también éstos pueden provocar conductas
irracionales, principalmente si es que no son dialogados, evaluados y resueltos
dentro de las relaciones de pareja. Una advertencia importante: si es que los
celos obedecen a alguna causa que justifica mediana o plenamente los celos,
esta causa no puede ser soslayada ni pasada por alto en la vida de la pareja.
De ser así, lo que en cierta medida es racional, fácilmente irá tornándose con
el tiempo y el silencio en irracional. Pronto, las ideas comenzarán a bullir en
la mente del celoso/a causando un deterioro importante en la comunicación, la
confianza y, finalmente en la relación de pareja.
¿Es
necesario, entonces, dar explicaciones cuando nos celan? Si el caso obedece a
alguno o varios eventos reales, sí, es necesario y, es necesario e incluso
deseable que aquel miembro de la pareja sobre quien pesan las sospechas,
realice de buena gana esfuerzos racionales y consensuados para restaurar la
confianza en la pareja; nótese que escribo “en la pareja” y no “de la pareja”.
Lo planteo así, debido a que cuando hay celos justificados, no es lícito
entender que hay un único “culpable”, sino que es la pareja como unidad
psicosocial la que tiene dificultades, lo que nos lleva a entender que no es
uno sólo de los miembros quien tiene que resolver la situación, sino es la
pareja la que debe consensuar los pasos, los acuerdos y los procesos que
mitigarán en dolor del otro, por eso es que los psicólogos (al menos los
buenos) no hablamos de “culpables” sino: de responsables.
Es muy
importante hacer los mayores esfuerzos por construir una relación enriquecida
en base a lacorresponsabilidad, la confianza, la lealtad y la sinceridad. Las
mentiras, por muy pequeñas que sean, causan inevitablemente, dolor en el otro
miembro de la pareja, ocasionando no pocas veces sentimientos que van dibujando
sensaciones parecidas a los celos. A
esos celos, los llamaremos “celos justificados”, al igual que nos irracionales,
éstos pueden ser “amigables”, ello, básicamente en función a la madurez de los
miembros de la pareja. Sin embargo, vuelvo a la advertencia importante: los
celos justificados permanecerán amigables, sí y sólo sí, las causas han sido
conversadas, elaboradas, decantadas y resueltas corresponsablemente en la
pareja. Para ello, las muestras de lealtad y sinceridad serán el secreto. Otra
advertencia: estas muestras deberán, necesariamente ser consensuadas, si son unilaterales,
simplemente no sirven.
Si volvemos a hablar de los celos
irracionales, injustificados incluso, la receta por extraño que parezca, es la
misma, puesto que la corresponsabilidad sigue siendo la clave de la solución.
Si los celos son producto de un trastorno, es decir, son enfermizos, imagínese
inteligente lector, o lectora ¿qué pasa si su pareja enferma de otro trastorno?
¿No sería ese padecimiento un motivo para fortalecer los lazos y
responsabilizarnos de la salud del otro? Si la pareja es una pareja sólida
construida sobre los cimientos del amor, el cariño y la lealtad, sinduda así
será. La recomendación es, entonces que si es que una condición celotípica está
lastimando la vida en pareja, sea la pareja en corresponsabilidad la que busque
apoyo espiritual, psicológico, familiar o, incluso psiquiátrico… sí, en
corresponsabilidad.
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Este
artículo lo escribí a solicitud de un amable lector, si Ud. tiene al igual que
él, alguna consulta que hacerme, me será muy grato absolver sus dudas como
psicoterapeuta con casi diez años de experiencia. Para ello, no tiene más que
escribirme al Facebook: Prometeo Atoj, o comunicarse con el celular 72882807, y
con gusto le responderé mediante el Potosí Bárbaro con la prontitud que me sea
posible, guardando si es que así lo desea, la confidencialidad del caso.
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